"Salvoconductos hacia las primaveras" de Marian Raméntol, por Beatriz Pérez Sánchez

Hace apenas unas semanas Marian Raméntol ha publicado Salvadonductos hacia las primaveras editado por La Nausea Ediciones, una editorial virtual independiente y muy singular. Lo primero que llama la atención al abrir el libro es que en él también se incluye obra pictórica de la poeta, además de una introducción en forma de video de Lola López Cózar con música de Adrián Berenguer. Por lo tanto, nos nos encontramos únicamente con la palabra, sino que también observamos la proyección de algunas imágenes que nos remiten a los versos de Raméntol.

Los músculos de la noche
lamen mi frente, chupan los tejados,
sorben la cintura del torbellino,
el sueño de los rifles de feria
y esa mirada capaz de detener la edad del día.

Con un léxico muy rico y también muy propio, la poeta recorre un tiempo, el suyo, en el cual el dolor y el cuerpo están muy presentes. Ambienta ese camino con imágenes contrapuestas; por un lado todo puede quedar iluminado por la luz o bien apagarse en espacios como el infierno, un sótano o la noche. Es una de las características de la poesía de Raméntol, la capacidad de elaborar ambientes góticos, tristes y muy sensitivos.




Por otro lado, el dolor psíquico y físico, presentado desde un lugar abstracto, queda asociado a la infancia y a la pérdida de la madre. Cuestiones que siguen siendo muy importantes en el trayecto literario de la autora.

Toda mi infancia de lluvia rueda.
Se mueren los colores que lavan a los muertos
sin esperar palabras cíclopes que mezan el balancín
donde a mis días les crece la joroba.

Solo la lágrima redonda encierra
el último abrazo maternal
y mi humanidad translúcida.

Se repite el miedo, se repiten las referencias a los muertos. Se nombra al cuerpo constantemente, sus partes, pero también los síntomas físicos y psíquicos de la enfermedad. En esta poesía donde la luz y la oscuridad conviven, además de las numerosas referencias anteriores, encontramos menciones al mundo animal y la naturaleza. Es otra de las características de la poesía de Raméntol, la capacidad de elaborar ambientes góticos, tristes y muy sensitivos como ya he apuntado anteriormente, pero no exentos de esperanza. La primavera no deja de ser la estación que sigue al invierno. Por ende, para llegar a ella, el frío, la desolación y el desamparo físico pueden ser parte del camino anterior.

Intimidad, expresividad, ritmo e imágenes puras y bien elaboradas son algunas de las potencialidades de la poeta. Nuevamente Marian Raméntol ha logrado sorprendernos. Vuelve a demostrar que su trayectoria está lejos de terminar, más bien lo contrario, sigue creando material interesante, cuidado y que se aleja de los lugares comunes tan extendidos en la poesía contemporánea de las redes.


Beatriz Pérez Sánchez 

Barcelona, 27 de marzo de 2022.

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