El grupo OxímoroN bajo la mirada de Anna Rossell



EN BUSCA DEL LENGUAJE ÚNICO


DVD: Videolibro-objeto nº 1: El luto de los colores & Metáfora en busca del lenguaje único, La Náusea Ediciones, Monistrol de Montserrat, 2012 /  
CD: Bluesía, La Náusea Records, Monistrol de Montserrat 2012-2013.
Oxímoron (Marian Raméntol, Jaume Vendrell, Cesc Fortuny i Fabré)

Dividido en cuatro partes: Metáfora, en busca del lenguaje único, El luto de los colores, Galería y Biografías, los tres componentes de este grupo pictórico-poético-musical llamado Oxímoron –Marian Raméntol, Jaume Vendrell y Cesc Fortuny Fabré-, nacido oficialmente en 2012, nos ofrecen un conglomerado artístico polifacético en cuantas vertientes son capaces de manifestarse. El conjunto pretende alcanzar, como ya intentara Wagner, una Gesamtkunstwerk -una obra de arte total-, en la que todos los elementos que intervienen buscan el equilibrio y se hibridan entre sí, evitando que cualquiera de ellos esté al servicio del otro. Así, exceptuando Biografías, que da cuenta del perfil artístico-cultural de cada uno de los miembros de Oxímoron, las otras tres partes participan de esta idea común y están hilvanadas por un hilo conductor, que las unifica más allá de las características propias que las diferencia como parte.

Como anuncia el título del videolibro, Raméntol, Vendrell y Fortuny construyen una Metáfora en busca del lenguaje único, a partir de una performance, filmada en los bellos y sugerentes jardines de asilvestrada decadencia e interiores del edificio de El Konvent de Cal Rosal (Berga, Barcelona, España). Estas instalaciones de Movimentpuntzero, salpicadas de objetos artísticos y esculturas, nos sumergen en un ambiente de naturaleza y artificio. Ellos lo llenan de voz, movimiento, impacto visual y color, hasta formar un todo artístico integral, integrado y orgánico, en tanto que su concepción supera la duración limitada de su obra, sugiriéndonos la idea de arte no tanto como producción artística sino como un modo de vivir, una concepción que determina absolutamente la vida de los implicados.

El oidor-visionador del videolibro goza de la imagen de Marian Raméntol moviéndose por el bellísimo espacio del Konvent a la vez que escucha su melodiosa, reposada voz, en ningún momento sensiblera, recitando sus propios poemas, textos densos y contundentes: Soliloquio de preceptos en pentagramas de sílice, / mi vida andada cubrirá la piel / y la aprendida bañará la greda en ríos / de una sola lágrima. / Quien quiera nuevas huellas en el coraje de mi crónica / le componga un réquiem a mi biografía. (Epitafio nº 2 en Si bemol)[1]. Su léxico descarnado contrasta con la paz y la armonía que transmite el recitado y el desplazamiento reposado, que la cámara de Fortuny subraya, buscando efectos combinatorios de arte conceptual en movimiento. Voz y música, ésta de Fortuny, ejecutada por él, buscan una lograda simbiosis con la palabra a través de estridencias, crujidos, disonancias a base de instrumentos varios –armónica, mortero metálico, gong, guitarra…-, clara muestra de su gusto por la experimentación y su interés por el esoterismo y las religiones comparadas. Fortuny nos brinda también su voz recitando sus propios poemas, como los de Raméntol igualmente categóricos, que gustan del lenguaje y la imagen sexual, y de los que destacan muy especialmente los versos finales, de una impactante rotundidad: […] al caer en el útero veremos raíces y troncos, / comprenderemos el léxico de la humedad, la ortografía del musgo, / encontrando el palo cerrado en la basura y cayéndonos los ojos como al ciervo quieto. / Cuando los siquiatras pacen en los campos / y el negro semen de la codicia me emborracha como a los árboles / se alzan los muros y las cruces que conducen al olor del fuego, / de la llama ardida tantas veces. / Como un montón de tallos clausurados por el aire, / que son cobijo blasfemo, y como la madre que se peina bajo las aguas, / en la pureza de la gangrena. / No hay medicación para soportar la existencia. (El negro semen de la codicia)

El mismo concepto viene corroborado en la segunda parte, El luto de los colores, grabada en el barrio del Raval de la ciudad condal, cuyo principal protagonista es Vendrell, pintor y poeta, que, en una entrevista en movimiento, nos permite asistir al proceso pictórico del nacimiento de un cuadro de impresionante colorido y trazo, al tiempo que nos describe su modo de trabajo, su estilo de vida y su idea del arte. Vendrell entiende la pintura como una extensión de la poesía: “sacar mi poesía fuera, pero de un modo más visual”, algo que atestiguan las artísticas portadas de sus poemarios, una verdadera obra pictórica que se extiende hasta la contraportada. Al igual que Raméntol y Fortuny, busca nuevos lenguajes a través del arte, para el que le interesa especialmente el tema orgánico –su cuerpo está artísticamente tatuado- y en el que convive lo surrealista con lo figurativo.

La tercera parte, la Galería, presenta una relación de instantáneas, bellísimas fotos fijas, que reiteran la idea del lenguaje único de un interarte polifacético y orgánico en el que conviven y se relacionan naturaleza y artificio, ser vivo y objeto, para incitar nuestra imaginación y brindarnos, en este casamiento interactivo, a través de los objetos -usados como meros trampolines para la idea-, una viva muestra de arte conceptual, en el que los propios artistas devienen parte integrante de su obra de arte y de la idea.

Por otra parte, el CD, titulado Bluesía, que delata claramente la intención de hibridación artística de Oxímoron en su búsqueda de aquel lenguaje único, trabaja ahora con la palabra y la música como únicos elementos para su experimentación. El álbum no especifica la autoría de los textos recitados al son de la música de armónicas y guitarra –Cesc Fortuny-, a menudo dialogando, mientras las voces de Marian Raméntol y Jaume Vendrell recitan, alternándose. También este hecho es revelador de la voluntad del grupo de ofrecer su trabajo como un todo compacto en el que la distinción de sus componentes carece de importancia. No obstante, quien haya leído u oído anteriormente la poesía de los autores, identificará qué texto pertenece a cada cual; su sello es inconfundible, a pesar de la solidez de su denominador común, que les consolida como grupo.
A diferencia del recitado del videolibro, ahora las voces suenan majestuosas, amenazadoras a veces, con clara intención de subrayar con silencios, pausas o acentos ciertos momentos del poema, que tiende a lo escatológico, a lo descriptivo en clave surreal, a lo tremendista, casi a lo apocalíptico. Recita Raméntol invocando a la madre: […] Vendrás con tu Dios entre los dientes / para que pueda ejecutarle / con las balas marinas que me queden / […]. O bien Vendrell: […] la semilla es un nudo en la garganta, / que me ahoga y apuesta por desvelarme / en el punto álgido del sueño / sin haber hallado al hombre / que calza mis zapatos. / ¿Hacia dónde se dirige? / ¿Hay algo que responda al grito de las piedras? […]. La única similitud entre promesas y progreso / son las tres primeras letras.

Al igual que en el videolibro, la música de autoría y ejecución de Cesc Fortuny, tiene personalidad propia; no es en ningún momento un mero acompañamiento de fondo, sino que tiene el mismo protagonismo de los textos, ofrece un marco donde estos se encuadran y se desarrollan; sus sonidos sugieren a quien escucha imágenes asociativas del mismo o similar ámbito semántico que las palabras recitadas. Sintomático para la personalidad de Oxímoron es el hecho de que elijan para uno de los poemas, Promesas, la versión musical de El blues de les bestias, de la película SandWoman, de Samuel Sebastian que se resume como sigue: SandWoman es la historia sobre una mujer escritora de 35 años, cuyas peores pesadillas están repletas de fantasmas y de espíritus necrófagos que la invaden, hasta el punto de no distinguir realidad de imaginación. Su marido, de 40 años, es un asesino que explica a su mujer todos sus crímenes para que así consiga la inspiración para escribir su novela, un libro sobre la pasión y la muerte. Una tarde, la mujer comienza a ser transformada en una bestia, y poco a poco se da cuenta de que el personaje principal de su novela, la mujer muerta, la está poseyendo. El video-libro y el CD pueden adquirirse en las direcciones editoriales del encabezamiento.

© Anna Rossell



[1] Las divisiones de los versos son las que la autora de esta reseña supone, a partir de las pausas que le ha sugerido la audición del recitado; los autores no adjuntan al videolibro los textos escritos.

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