Menno
Wigman
Editorial:
Ravenswood Book
Octubre,
2018
Traducción:
Antonio Cruz Romero
ISBN:
978-84-946382-9-9
Resulta
severo y crudo que leyendo poesía puedas experimentar que los
muertos te miren directamente a los ojos desde los canales de
Ámsterdam, que las habitaciones huelan a humedad, notar el apestoso
olor a cerveza de los bares y que el frío, el inmenso frío interno
y externo, lo sientas como si estuvieras dentro del poema más bello
que leíste jamás. Nunca antes las tonalidades blancas fueron tan
diversas en poesía.
“… y
me desperté asustado, indefenso, en una sala blanca.
Entonces
de mi regazo eché a patadas a la Belleza
y
aparecí cantando un siniestro relato.”
Descuidado
con la fortuna
me llegó un viernes. Recuerdo perfectamente el momento que recogí
el paquete amarillo del buzón, pero no recuerdo cómo era la luz de
la entrada de mi edificio ese día, ni si yo estaba triste, taciturna
o preocupada por algún problema ordinario. Si Wigman hubiera estado
conmigo en ese momento hubiera podido plasmar perfectamente ese
instante y convertirlo en algo delicado, porque parece que, entre
otras capacidades, tenía la sensibilidad de hacer hermoso el lado
más sombrío de la vida.
La
poesía de Wigman tiene unos ejes muy marcados para hacer bello lo
dramático. Sus textos se resuelven entre el instante presente, el
recuerdo, la luz y el ambiente exterior e interior. No es que nevaba,
es que además de nevar, la muerte estaba presente junto al frío que
puede ser gélido hasta calarte los huesos. Las paredes pueden ser
muy húmedas si se mezclan con los excesos de las drogas y la
melancolía. Una madre, muy presente en el poemario, que se viste
frente a un espejo cuando eras niño para ir a una fiesta y que luego
desparece de todas ellas. Todo es exquisito en este libro.
De
repente, muy extraño, un miércoles de vieja luz,
tienes
que ir a la escuela y por la mañana una mano frota
el
sueño de tus ojos con saliva, la fila,
la
lección de cálculo y luego agua, blanco
y
sagradamente te vas nadando.
¿Quién
no estuvo yaciendo en un hospital entre paredes de un blanco
asépticamente impoluto? ¿Quién no se preguntó si bebió demasiado
alcohol alguna vez? ¿Acaso tanta lectura no nos sofoca creándonos
demasiadas preguntas sin respuesta? Es muy difícil no sentirse
identificado con algunos de esas circunstancias descritas con una voz
poética tan especial, un ritmo tan sosegado y unos versos
oscurecidos que te conducen por las calles que cruzan el río Ámstel,
por sus reminiscencias y por su tiempo de convivencia con la muerte.
Duele
mucho pensar en una sociedad enferma y postmoderna en la cual la
gente se ama menos mientras no puedes dejar de escribir que tu
corazón está físicamente dañado. ¿Acaso no es razonable
obsesionarse cuando tienes delante tu propia muerte? El autor nos
evoca recuerdos infantiles y de juventud con la nostalgia del adulto,
acercando al presente aquello que ya no está, pero que la memoria no
nos ha permitido borrar. Lúcidos y sin menoscabar en alguna ironía,
así son los versos del poeta al que tantas preguntas sobrevenían
durante la madrugada.
Y
ahora, casi treinta y seis años, enfermo y huraño,
alejado
por la poesía de todo cuanto te rodea,
ahora
te miras la mano y escupes en tu pluma.
¿Es
repugnancia? ¿Odio a ti mismo? ¿Quizá impotencia?
Nunca
tendrías que haber visto un poema.
Desconozco
por completo el idioma neerlandés, pero no soy ajena a lo que
significa la tarea de una buena traducción. Antonio Cruz no sólo
traduce, también se implica personalmente en dicha labor. No es un
trabajo, es una pasión por hacernos llegar de la manera más sincera
y personalizada la obra de Wigman. Aprovecho estas líneas para
sugerir la lectura del Diario
de Ámsterdam
que se puede encontrar en el blog de este escritor y traductor en el
siguiente enlace: http://antoniocruzromero.blogspot.com/
En
días lúgubres para la poesía actual a causa del ascenso de la
poesía comercial, de la exhibición y del espectáculo de masas,
Menno Wigman provoca que caigas al suelo desolada por la belleza de
sus imágenes y sus meditaciones para luego permanecer con en sus
paisajes observando el paso de sus nubes, deformes y lejanas.
“Despegamos.
Una nube, luego otra nube, así es como pasaste años después de tu
muerte…
“
Beatriz Pérez Sánchez
18 de noviembre de 2018.
Nota
del traductor:
Fotografía de Daniel Cohen |
Menno
Wigman (1966-2018). Poeta, traductor, ensayista y editor de poesía,
está considerado el poeta en lengua neerlandesa más brillante de su
generación. Sus influencias literarias caminan por el oscuro
romanticismo de E.A. Poe, pasando por el simbolismo de los
decadentistas Laforgue, Lorrain, y por supuesto Baudeleire y los
poètes
maudits,
con giro al final en el que su poesía queda atravesada por el
postmodernismo más absoluto. Definido como "El dandi de la desilusión", el sugerente y singular de Wigman rebosa de un
doloroso y agónico romanticismo que tiene lugar en oscuros poemas,
no exentos de fina ironía y humor, repletos de situaciones intensas
y dramáticas.
Wigman encarna a la perfección el nuevo poeta maldito, con cuya
triste muerte, acaecida en febrero de 2018, los Países Bajos y la
lengua neerlandesa perdieron a uno de los poetas más importantes de
las últimas décadas. Descuidado
con la fortuna
es su último poemario, que a modo de testamento poético resume un
estilo único de componer poesía.”
Antonio Cruz Romero
OPNAME
(INGRESO)
Het
kan je overkomen in een pashok,
je
pakt een jas, trekt weg en zakt ineen.
Het
kan gebeuren bij een zebrapad
of
in een kassarij – bij tastbaar licht
of
’s nachts wanneer je op een foto klikt.
De
dag zal komen, niet meteen, niet nu,
maar
plotseling is daar het kale uur.
De
wereld kantelt en de film begint:
een
veld vol varens, golvend licht, je hoort
je
moeders stem en zweeft en valt en stikt.
En
nu je lichaam in het Lucas ligt
komt
traag en zwaar een zon op in je hoofd.
Het
daagt. Je hart heeft moeten hoesten. Even,
heel
even viel de stroom uit in je bast.
Je
ligt en wacht. En onder je twee voeten
die
morgen onversaagd de straat begroeten.
INGRESO
(OPNAME)
Puede
suceder en un probador,
coges
un abrigo, te alejas y te desplomas.
Puede
suceder en un paso de cebra
o
en un cajero – junto a la luz tangible
o
de la noche cuando haces clic sobre una imagen.
El
día llegará, no de inmediato, no ahora,
pero
de repente ahí aparece la hora desgastada.
El
mundo se inclina y da comienzo la película:
un
campo lleno de helechos, luz ondulada, escuchas
la
voz de tu madre y flota, cae y se asfixia.
Y
ahora que tu cuerpo yace en el Hospital de San Lucas
nace
un sol lento y pesado en tu cabeza.
Amanece.
Tu corazón tiene que toser. Incluso
por
un momento se produjo un fallo eléctrico en tu corteza.
Yaces
y esperas. Y bajo tus dos pies
que
mañana saludarán impávidos la calle.
TOT
DE BODEM (HASTA EL FONDO)
Een
kroeg bezoeken en naar glazen grijpen,
je
geest, een luchtballon, van zandzakken bevrijden,
steeds
hoger stijgen en blijmoedig verder hijsen,
de
hoogste tijd, een nieuwe kroeg, je geld, je jas,
zo
dweil je door de koude voorjaarsnacht en pist,
je
bent een man of niet, schuimkringen in de gracht.
Ik
las dat de politie bij elk waterlijk
(het
gaat om meer dan vijftig doden in drie jaar)
sinds
kort meteen naar open gulpen kijkt.
Hoe
drank een vloek over de grachten verft.
Hoe
water ’s nachts naar mensen grijpt.
Een
flits van speelgoed, stranden, tuinen en tv.
Naar
kades klauwen, in je kreten stikken, rond
die
luchtbel, rond je hoofd, een engel die niet komt,
o
de gestorven zomers in je mond.
HASTA
EL FONDO
Visitar
una taberna y agarrar unos vasos,
tu
ánimo, un globo aerostático, liberado de sacos de arena,
elevándose
cada vez más alto y luego jadeando animadamente,
la
hora límite, una nueva taberna, tu dinero, tu abrigo,
así
deambulas por la fría noche primaveral, y orinas,
eres
o no eres un hombre, círculos de espuma en canal.
Leí
que la policía, con cada cadáver que sacan del agua
(van
más de cincuenta muertos en tres años)
mira
directamente si tiene la cremallera abierta.
Cuánta
bebida tiñe de blasfemias los canales.
Cuánta
agua alcanza a la gente por las noches.
Un
fogonazo de juguetes, playas, jardines y televisores.
Hacia
las garras del muelle, en tus gritos ahogados, alrededor
de
la burbuja, alrededor de tu cabeza, un ángel que no llega,
oh,
los veranos muertos en tu boca.
ONEINDIG
WAKKER (INFINITAMENTE DESPIERTO)
Rühmen,
das ists!
Rilke
Mooie
dingen, allemaal mooie dingen:
je
hand die voor het eerst een kattenvacht streelt,
je
moeder die bezorgd je knie verbindt,
zes
moegedraafde paarden in de zon,
het
onweer waar augustus mee begon,
Diana’s
hand die naar je broek afgleed,
haar
lichaam waar je blind de weg in vond,
de
kleur van een kwatrijn van J.C. Bloem,
Nick
Cave die dwars door Paradiso zong,
een
woord als moerbei, huisraad, ravelijn,
de
vondst van een nog net niet schurftig rijm:–
mooie
dingen, allemaal mooie dingen
zoals
de treinen waarop ik gezoend heb,
het
zachte golven van een dranklokaal,
een
meisjeskamer die naar adel geurt,
het
wonder dat geen dag zich ooit herhaalt,
o
mooie dingen en mijn mond benoemt het
voor
ik me met het domme zwart verzoend heb.
INFINITAMENTE
DESPIERTO
Rühmen,
das ists!
Rilke
Cosas
hermosas, sólo cosas hermosas:
tu
mano que por vez primera acaricia el pelaje de un gato,
tu
madre que se preocupa de vendar tu rodilla,
seis
caballos cansados de trotar al sol,
la
tormenta donde agosto comenzó,
la
mano de Diana que se deslizaba hacia tu pantalón,
su
cuerpo en donde a ciegas hallaste el camino,
el
color de un cuarteto de J. C. Bloem,
Nick
Cave que cantó con rebeldía en Paradiso,
una
palabra como morera, ajuar, revellín,
el
hallazgo de una rima casi sarnosa:
cosas
hermosas, sólo cosas hermosas,
como
los trenes donde me he besado,
el
suave fluir de una licorería,
el
cuarto de la niña que huele a nobleza,
el
milagro de que ningún día se repite jamás,
oh,
cosas hermosas y mi boca las nombra
antes
de haberme reconciliado con el estúpido negror.
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