Otras novedades de Olifante, Ediciones de Poesía. José Antonio Labordeta.

Hundiendo en las palabras las huellas de los labios pretende una aproximación a la obra lírica de José Antonio Labordeta en su doble dimensión de poesía y canción para intentar una explicación e interpretación de la misma que no agota, por supuesto, la riqueza del edificio lírico labordetiano. Intentamos desentrañar sus cimientos para comprender su arquitectura y así poderla disfrutar y admirar.

Creemos que España, y Aragón en especial, tiene una deuda pendiente con este polifacético aragonés (poeta, cantautor, escritor, profesor, político, realizador televisivo, columnista, etc.) que se ha convertido en metonimia, y metáfora, de una tierra, de un pueblo y de una cultura milenarios.

Canción y poesía son solo dos de esas diversas manifestaciones intelectuales, pero se nos antojan un todo indivisible, aunque diverso, imposible de separar sin destruir el edificio lírico labordetiano.

La profunda coherencia que mantiene el autor entre todas sus actividades intelectuales facilita la comprensión del mundo y del hombre contemporáneos de forma integral. Sin embargo, descubrimos una diferente intención y efectos comunicativos: la canción es acción e incita a la acción, mientras la poesía es introspección y análisis y promueve la reflexión.

No podemos olvidar que cantar y poema, o lo que es lo mismo canción y poesía, son sinónimos en nuestro milenario idioma desde sus albores: los primeros juglares castellanos llamaron cantar al celebrado poema épico que hoy consideramos nuestra primera obra literaria íntegra. Y José Antonio Labordeta es, de forma clara, continuación natural y progresión histórica de aquellos aventureros de la comunicación lingüística artística; es un juglar contemporáneo, un juglar que deja testimonio del compulsivo cambio de milenio y de sus gentes, a la vez que lanza un firme y nítido grito de esperanza hacia el futuro. Como entonces, la vida se hace poesía en la lengua común del juglar y del pueblo, y esta poesía, creada y recibida, da sentido a la existencia colectiva.

JOSÉ ANTONIO LABORDETA SUBÍAS (Zaragoza, 1935). Polifacético creador comprometido con la libertad y con Aragón. Fundador del semanario Andalán. Ha representado a Aragón en instituciones autonómicas y estatales en varias legislaturas desde opciones políticas de izquierda. Su amplia obra incluye inolvidables programas de televisión: Un país en la mochila; reportajes y memorias: Con la voz a cuestas (1982), Banderas rotas (2001), Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados (2009); cuentos y novelas: Cada cual que aprenda su juego (1974), El comité (1986), En el remolino (2007)…

Pero hoy nos interesa destacar su amplia y rica obra poética que se manifiesta a través de su reconocida labor como cantautor y de su injustamente casi olvidados poemarios. Entre sus discos destacan: Cantar y callar (1974), Tiempo de espera (1975), Cantes de tierra adentro (1976), Que no amanece por nada (1978), Cantata para un país (1979), Las cuatro estaciones (1981), Qué queda de ti, qué queda de mí (1984), Aguantando el temporal (1985), Qué vamos a hacer (1987), Trilce (1988), Canciones de amor (1993), Paisajes (1997). En libros tenemos que mencionar, aparte de dos interesantes antologías –Poemas y canciones (1976) y Dulce sabor de días agrestes (2003)–, los siguientes títulos: Sucede el pensamiento (1959), Las sonatas (1965), Cantar y callar (1971), Treinta y cinco veces uno (1972), Tribulatorio (1973) Método de lectura (1980) Jardín de la memoria (1985), Diario de un náufrago (1988), Monegros (1994).

El nivel de calidad y compromiso alcanzados por José Antonio en su amplísima actividad ha sido reconocido con diversos galardones: Premio San Jorge (1974), Premio Juan de Lanzua (1991), medalla de oro Ciudad de Zaragoza (1992), Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2009). El 23 de marzo de 2010 ha sido investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza, en la que obtuvo su licenciatura en Filosofía y Letras.

Nota del Editor Literario

Mario Ruiz Arganda:

Nací en Madrid el día 23 de febrero de 1961. Mis padres, hijos de “vencidos” en la “última guerra civil” a la que canta José Antonio Labordeta, eran ya madrileños de nacimiento los dos y compartían generación (incluso año de nacimiento) con José Antonio.

Nunca podremos agradecer lo suficiente a esta generación el sacrificio de su juventud y su lucha por asegurarnos una infancia que a ellos les habían robado.

Las primeras canciones de José Antonio que escuché allá por el año 1976 me las facilitó un viejo amigo maño grabadas en una cinta de casé: Rosa, rosae y Paisajes urbanos, días escolares. Me enganché definitivamente a la voz poética de José Antonio cuando hoy Ya ves y su Canto a la libertad.

A partir de ese momento perseguí toda su producción como cantautor y descubrí su poesía lirica no cantada. Asistía a todos sus recitales en Madrid y viajaba a Zaragoza a buscar sus libros de poesía. Esta me llevó al convencimiento de que aunque, como algunos profetizaban, la canción y la poesía sociales pasasen de moda con el asentamiento de la democracia, la obra lírica labordetiana sobreviviría al calendario y los avatares de la peculiar y compleja transición política española.

Convencido de que la lengua es un medio de conocimiento y liberación, pero, a la vez, un peligroso instrumento de manipulación y opresión estudié Magisterio con la especialidad de Lengua Española e Idioma Moderno (Francés) por la Universidad Autónoma de Madrid (1979-1982). Completé mis estudios pedagógicos en licenciándome en Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid (1982-1985).

En 1985 aprobé las oposiciones al cuerpo de Profesores de Educación General Básica en la Comunidad de Madrid, puesto que desempeñé hasta el año 2000 en que aprobé las oposiciones al cuerpo de Profesores de Secundaria, también en Madrid. Este es mi puesto de trabajo actual.

Entre tanto me he licenciado en Filología Hispánica por U.N.E.D. (1988-1996). Cuando terminé mis estudios filológicos me planteé que si alguna vez empezaba estudios de doctorado serían sobre la obra lírica de José Antonio Labordeta, por satisfacción e interés personal y como agradecimiento a su compromiso y sacrificio, que hoy conozco de primera mano porque mantengo con José Antonio una relación de cercana amistad.

Desde el primer momento en que me puse en contacto con José Antonio y le comuniqué que pretendía centrar mi tesis doctoral en su poesía y en su canción se ilusionó y colaboró aportándome materiales que me resultaban ilocalizables. Solo espero no defraudarle.

Hundiendo en las palabras las huellas de los labios constituye parte de este proyecto, pues fue el trabajo de investigación que presenté en la U.N.E.D. para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados (2003), requisito previo para la realización de la tesis doctoral.

La tesis está hoy, después de muchos avatares, inscrita en la U.N.E.D. bajo el título de Procedimientos connotativos en la poesía de José Antonio Labordeta. Aceptó dirigírmela, y lo agradezco, don Manuel Ramiro Valderrama que fue decano de la Facultad de Traducción e Interpretación de Soria y hoy es profesor en esa facultad.

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