Una Eterna Despedida de Agustín Porras, por Ángel Guinda

Es el mundo, para todos,
una gran sala de espera:
sabemos lo que esperamos,
no cuánto tiempo nos queda.

Lo primero que debía sonar aquí y ahora es la palabra de música de Agustín Porras.

Agradecimientos:

A la Librería Gaztambide por su hospitalidad.
Y a todos vosotros por vuestro apoyo.

Alegría
 
Me alegra presentar, en su versión original y completa, Una eterna despedida, de mi queridísimo Agustín Porras, mi valedor.
Agustín es poeta ejemplar, becquerianista empedernido y guerrillero cultural en el campo de las revistas literarias.
Una selección de estos poemas se adelantó en edición bilingüe (español-árabe) con el título Sala de espera y traducción del gran poeta egipcio Ahmad Yamani.
El libro aparece en la Colección Poesía de la editorial Verbum.
En el fondo de publicaciones de tan prestigioso sello le acompaña el imprescindible poeta uruguayo Ricardo Paseyro, con quien tanta vida compartimos durante los últimos años de su existencia Agustín, Ignacio Gómez de Liaño, José Luis de la Vega, quien os habla, además de Luis Valdesueiro, José Cereijo.
Valdesueiro y Cereijo escoltan la edición con sus reveladores prólogos.

Recuerdo

 
Recuerdo a Agustín leyéndome estas coplas por la calle Mesón de Paredes arriba.
Leía con el entusiasmo de quien está poseído por su proyecto de creación.
Libro escrito en trance, bajo los efectos de un enardecido rapto emocional.

La forma
 
Nuestro poeta recurre a composiciones estróficas de tradición tan popular como culta:
. soleá: tres versos octosílabos que riman en asonante 1º
            con 3º
. copla: cuatro versos octosílabos que riman  2º con 4º
 . cuarteta asonantada o tirana:
                cuatro  versos que riman 1º con 3º, y 2º con 4º
                    
Algunos poemas están formados por dos o más soleaes encadenadas o por 2 ó más coplas concatenadas.


Los temas
 
Sentimiento de adiós.
Sentimiento de pérdida.
Evocación de desapariciones.
Exaltación  de recuerdos.
La poesía, la vida, el amor, la muerte, Dios, el destino.

El fondo


Estos poemas son destellos de belleza, marcadas huellas o cicatrices de vivencias personales.
Son certeros porrazos a nuestra conciencia aletargada por tanta banalidad circundante.
Poesía de la meditación existencial.
Tono didáctico moralizante no dogmático.
Armonía entre la profundidad de pensamiento, la gravedad de los asuntos y la amabilidad entrañable en su exposición mediante cierto humor somarda y un suave sarcasmo desdramatizador.
Estos poemas nos transportan a una dimensión de realidad y misterio.
En esa atmósfera nos sentimos mental, sentimentalmente proyectados.
Y a la vez nos sentimos atraídos por una experiencia que nos envuelve, porque nos compete.
Todo retrato es una descripción. Cada autorretrato es una confesión.
En Una eterna despedida, el autor se confiesa consigo mismo y con el lector.
Da testimonio de sus más íntimas preocupaciones existenciales.
Lo hace con espontaneidad instintiva, con sinceridad impúdica, con agitación desatada.
Se trata de una tensión que sitúa la experiencia humana en el horizonte de la poesía.
Una intensidad de lenguaje cargada de intención.
Aquí está la verdad insobornable del poeta, de su vida, de nuestras vidas.
Obra de vivo conocimiento atesorado.
Obra enriquecedora como un testamento espiritual.
Una guía para viajar en el tiempo hacia la trascendencia.
Donde la validez particular del mensaje alcanza validez universal.
En esto consiste la grandeza de la mejor poesía.

                                                                   Ángel GUINDA

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