"Los íntimos secretos de la voz" (premio Nicolás del Hierro 2010) de Nieves Álvarez se presentará el próximo día 22 de marzo a las 19,30 horas en la Casa de Castilla La Mancha en Madrid, calle Paz, nº 4, cerca de la Puerta el Sol. La presentación correrá a cargo de Francisco Caro, abrirá y cerrará el acto Nicolás del Hierro.
En el prólogo Ricardo Desola nos dice:
Son muchas las virtudes que puede tener un poeta; la audacia y el poder evocador de sus imágenes, la originalidad de sus metáforas, la cadencia y musicalidad de sus versos, la claridad y la capacidad de síntesis a la hora de describir un sentimiento o esbozar una reflexión. Todo esto y mucho más es lo que esperamos encontrar en una obra poética. Pero lo que realmente hace grande a un poeta, más allá del uso acertado de los recursos técnicos y formales, más allá incluso de su potencia lírica, es el estilo que impone a su obra, el sello personal que imprime a cada uno de sus versos, haciéndolos inconfundibles y memorables. Es entonces, y sólo entonces, cuando decimos que un poeta tiene voz propia.
Esa voz propia de los grandes poetas es fruto del talento, pero también del trabajo constante, del empeño en aprender y experimentar, de las horas y los días y los años emborronando cuartillas, buscando el verso adecuado, construyendo un imaginario y un lenguaje capaz de trascender lo individual para expresar lo universal de un modo íntimo y preciso al mismo tiempo.
Esa voz es, al final, el resultado de un trayecto, de un camino que va desde la infancia más remota a la madurez poética, cargado de paisajes, rincones, experiencias, temores, y esperanzas. Cargado de secretos.
Los íntimos secretos de la voz da cuenta del camino recorrido por la autora, y su voz propia es lo que hallará el lector en cada uno de sus poemas.
Y esa voz propia presente en los versos de Nieves Álvarez constituye la diferencia, el elemento intangible pero ineludible que nos hace afirmar que estamos, no ya ante un gran libro de poemas, sino ante una gran poeta.
Los temas tratados en el libro son los mismos que han estado presentes a lo largo de la historia de la poesía universal, porque la poesía no consiste en decir cosas nuevas, sino en volver a expresar, de un modo distinto cada vez, cosas tan viejas como el amor (He dejado los ojos en el mar / la luz de la mañana es un velero / que me conduce a ti), el paso del tiempo (Ni saber que mi tiempo está contado / que no podré jamás comprar la prórroga / de un partido que tengo que perder), el temor ante la muerte (A veces me pregunto / por qué el tiempo no muere / y sin embargo / acaba con nosotros) y el asombro provocado por la presencia, en nuestra propia vida, del oscuro misterio que llamamos poesía.
Y la poesía es, precisamente, la protagonista de éste libro, el secreto que se oculta tras la voz, el lenguaje contemplándose a sí mismo, las palabras buscando otras palabras con las que definirse. Los íntimos secretos de la voz es, en este sentido, una obra de meta-poesía que va más allá de su propia lírica y que entra de lleno en la reflexión filosófica sobre el hecho poético. Reflexión filosófica que no es explícita como correspondería a un manual de teoría literaria, sino implícita, que atraviesa el libro desde el primer al último verso, mostrando más que explicando, desvelando con sutileza esos secretos a los que alude el título y fijándolos definitivamente en la frágil eternidad de los poemas. Porque, como bien dice Nieves, la palabras buscan en los poemas un refugio / para poder vivir eternamente.
No me queda más que recomendar la lectura de Los íntimos secretos de la voz, convencido de que el lector disfrutará del libro tanto como he disfrutado yo, no porque su autora esté avalada por una sólida trayectoria poética, que lo está, ni porque el poemario haya sigo galardonado con un premio tan prestigioso como el Nicolás del Hierro, sino porque aquí hallará la voz propia e inconfundible que siempre busca el amante de la verdadera poesía, la voz que se alza en el silencio para decir: No pediré perdón por ser yo misma.
Es hora, pues, de terminar esta pequeña presentación, pequeña e inútil, ya que los poemas de Nieves Álvarez se defienden por sí mismos. Dejemos que sean ellos los que hablen.
XI / Tú y yo
Se abría la pared,
cada mañana se abría la pared
y se movía
el dolor en los huesos de la tarde.
Era una forma extraña de buscarnos
jugando al escondite por la casa.
Tus manos rodeando mi cintura
y mi sexo
y mi vientre
y el horizonte entero
pegado en un paisaje interminable.
Éramos dos fantasmas
agitando los cuerpos,
enredando los días y las bocas.
La voz era un silencio estremecido
y la piel un conjuro a mar abierto.
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