ANTOLOGÍA DE POESÍA VIEJOVEN
Prólogo: Marisol Sánchez Gómez
Diseño ilustración portada: Marina
Nebreda
Versátiles editorial
Huelva, 2020
Antología de poesía Viejoven
Escribo
pese al ayer, el ahora o a lo prometido.
Gema Albornoz
Ana Patricia Moya y Manuel Guerrero
coordinan esta Antología de poesía Viejoven. Han apostado
por visibilizar a poetas nacidos antes de 1985 tras analizar que la
edad, los seguidores en las redes sociales, la apariencia física y
los contactos en el mundillo parecen ser un criterio de gran
importancia para poder optar a premios y/o ver publicada tu obra.
En esta antología podemos leer a
veinte poetas con mayor o menor recorrido literario, pero que también
conforman parte de la realidad actual de la cultura poética
española. Los poetas que representan esta propuesta escriben en
verso libre y meditan sobre el amor, el desamor y la fragilidad de
los vínculos, sobre su lugar en la escritura y también acerca de la
incertidumbre de un futuro injusto e incierto, entre otras temáticas
de la vida contemporánea.
Aunque las voces de los poetas son
diversas, todos tienen algo en común: no se les pidió una foto, ni
un número de seguidores para poder formar parte de este libro. Cabe
destacar que se trata de un proyecto muy personal de los editores que
transformaron la invisibilidad en algo creativo. En la línea de la
originalidad merece una especial mención la ilustración de la
portada realizada por Marina Nebreda.
Existen otras voces no oficiales. Pasen
y lean.
Poetas que conforman la Antología
de poesía VIejoven: Gema Albornoz, Luis Amézaga, Txema Anguera,
Ramón Bascuñana, María Beleña, Pilar Cámara, Javier Castro,
Lydia Ceña, Francisco Javier Gallego Dueñas, Esther García,
Almudena López Molina, José Luis Martínez Clares, Mercedes
Márquez, Óscar Navarro, Julia Navas, Antonio Palacios, Jackie
Rivero, Elena Román, Tomás Soler Borja, Alfonso Vila Francés.
BAJO PEDIDO
La frustración abunda,
tanto que se venden sus excedentes
a granel en ultramarinos.
Quien considere comprarla verá su vida
pasar
querrá correr y se le fracturarán las
piernas,
querrá gritar y su grito
elegirá quedarse dentro,
hambriento de órganos vitales.
La frustración, normalmente,
no se compra para uno mismo,
sino para regalar.
Por eso los proveedores de la
frustración
Incluyen en los pedidos,
gratuitamente y como detalle,
lazos rojos.
Elena Román
VENIDA DE LA BORBOLLA, SEVILLA, 3 A.M.
El extrañamiento ante un mundo
que continúa existiendo
cuando los ojos se encierran.
Saber que continúan de guardia
en las garitas cada noche,
que recorren las avenidas algunos taxis
y otros esperan medio dormidos en las
paradas.
Que siempre hay sufrimiento
en las salas de espera
de las urgencias de los hospitales.
Que los insomnes escucharán
una
a
una
las campanadas del reloj,
incluso
cada
uno
de
los
golpes
de
su
tic
tac.
Alguien celebrará el amor
y alguien mirará unas pastillas
con la serenidad de cerrar todas las
puertas.
Cada noche.
Javier Gallego
Dueñas
EL REFUGIO
Cada noche buscas el refugio de las
sábanas,
la cueva en la que te escondes
y repasas los renglones de tu vida:
los besos de tus hijos
aún indelebles en tu mejilla;
la factura excesiva que merma tus
ahorros;
el último agravio y, también,
todo lo que alienta la lucha diaria.
Después, la fantasía,
la vida paralela. El reducto
que solo a ti te pertenece.
Después, el pasado y todos
los hilvanes que recorren tus costuras.
Después, el futuro y el miedo a la
pérdida,
a no permanecer, aunque sea en el
bolsillo
de quienes alguna vez te han amado.
Julia Navas
ALGUNOS VERSOS
Algunos versos no surten efecto
hasta que con los años
dejan un sedimento en el recuerdo
y, como los arrepentimientos en
pintura,
afloran sobre la superficie del ahora,
eco lejano y leve,
de un estremecimiento más profundo
que tan solo a destiempo logra
consolarnos
y a veces conmovernos.
Ramón Bascuñana
TIENE MI PADRE
las manos grandes
tan endurecidas
como suaves los párpados.
De trabajar las noches
de pasar los días
los meses sin prisa.
Por fin han bajado las facturas
por desgracia
conforme han subido los años.
Abrázalo o desaparece
porque tengo el poder de nublar tu
rumbo con espaldas,
de pronunciarte con una oscuridad
prenatal,
de hervir la superficie de tu porvenir.
Acepta esta etiqueta en cuenta de mi
recuerdo
y resígnate a su única consigna,
obedécela sin cuestión
y consúmate en su calumnia.
Lydia Ceña
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