“La belleza de los lugares indeseables”. 20 con 20. Diálogo con poetas españolas actuales, por Beatriz Pérez Sánchez.

“La belleza de los lugares indeseables”. 20 con 20. Diálogo con poetas españolas actuales, por Beatriz Pérez Sánchez.

20 CON 20. DIÁLOGO CON POETAS ESPAÑOLAS ACTUALES
Editorial: Huerga & Fierro
Año: junio, 2016
Editoras: Rosa García Rayego y Marisol Sánchez Gómez




 
A los espacios indeseables nos lleva Eva Gallud con sus versos, una de las poetas incluida en esta antología. Esos sitios que hemos ocupado las mujeres históricamente y que, en palabras de una de las editoras, Marisol Sánchez, igual dicho discurso suena a exagerado. Pero, también citando a Sánchez en Box8: contra el silencio, obstinadamente, debemos ser conscientes de que para cualquier mujer, sea cual sea su contexto, cualquier privilegio es siempre relativo. Para mí 20 con 20. Diálogo con poetas españolas actuales parte de esa mirada, la del lugar que ocupan las mujeres en el mundo, otorgándoles tres posibilidades: las de hablar sobre el hecho de escribir, exponer su obra y materializar lo anterior en forma de libro conjunto. 

Por lo tanto, nos encontramos ante una antología que subraya y realza la importancia de la palabra como motor de cambio mediante la construcción de cultura y red social entre mujeres. En definitiva, y  ante todo, existe un deseo de seguir dando luz y proyección  a las palabras de las mujeres para desmarcarlas de esos espacios indeseables.
Son veinte poetas las que nos aportan una muestra de su universo simbólico. Antes de leer sus poemas puedes conocer sus ideas sobre el hecho de escribir, como lo iniciaron, qué representa para ellas, qué estilo de vida siguen y qué miedos como escritoras comparten. Ana Patricia Moya empieza su relato desnudándose sobre su supervivencia gracias a la poesía. Isabel García Mellado es entrañable con su pudor acerca de que la nombren poeta. Vanesa Pérez Sauquillo cuando está en proceso de creación se autodenomina vertical recordándome inmensamente a Sylvia Plath. Mercedes Escolano expone como el paisaje marino le sirve para explicar la tensión entre erotismo y muerte. Y así, hasta llegar a veinte singularidades.

Publicar poesía no deja de ser un hecho valiente. La poesía está rodeada de tópicos sobre la sensibilidad y la salud mental de aquellos que nos aventuramos en su escritura. Y es, además, uno de los actos más complejos en cuanto a la decisión de compartir, aunque no lo parezca. Otorgando tus versos, otorgas de alguna manera tu intimidad, un lugar que, como mujeres, representa exponer en público un cuerpo a cuerpo sobre tus ideas y sentimientos.
Dejo una pequeña muestra de algunos versos de estas veinte valientes, entrelazados, que conforman este tejido tan rico y tan necesario de palabras de mujer. 


Soy el naturalista de labios pintados, el cobarde que solo recoge lo que ya está muerto y a veces sólo se queda con las cabezas (Eva Gallud) No sobreactúes, a mí también me expulsaron del paraíso antes de tiempo y sin notificación previa. ¿A quién no? (Miriam Reyes) Los hombres malos sudan, como los lobos y los perros, y no lo hacen por la lengua, sino por la sed (Tulia Guisado) Mi madre utilizaba la bicicleta como vehículo para trasladar miles de peces muertos que luego vendía tras kilómetros y kilómetros de carretera y bosque y tierra y zapatos rotos. (Ana Vega) Creo que mi cabello no se volverá tan blanco como el de las viejas, que se mantendrá- por un motivo de justicia o por un milagro de la genética (Isabel Fresco) En algunas calles-igual a una piel extendida y abierta- se puede sentir el olor del silencio (Virginia Cantó) Pero aquí sigo, mientras tú resides en un planeta diferente. Y me siento culpable: culpable por vivir y ver de nuevo toda la hermosura de la Tierra (María Luisa Mora) Ahora corre, corre… que el cuerpo sea velocidad y aliento (Graciela Vaquero) Yo sólo soy fragmentos, piezas sueltas de mí (Aurora Luque) ya sólo calma la calma que sigue al incendio donde arden la mediocridad los mediocres y sus miedos (Isabel Bono) Están allí y aquí y nadie le importa la soledad de las mandíbulas (Guadalupe Grande) Piedra fría, rincón silencioso junto al regazo de los muertos (Ana Merino) Me hubiera gustado amarte. Te lo juro. Sólo que muchas veces la voluntad no basta (Raquel Lanseros) Visto así, el desgarro mudo e irreparable del dolor puede muy bien confundirse con las líneas que cortan el papel dejándolos ilesos. (Sandra Santana) No comprendo el poema (Martha Asunción Alonso) A veces, las mujeres que admiro lloran. (Laura Casielles)

 

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