Sigue los diferentes artículos que Marian Raméntol pone a tu disposición cada mes y aprende los vericuetos del Verso libre!!
Empieza con el primero de ellos!!
EL VERSO QUE DE LIBRE NO TIENE NADA
Nada tiene que ver el escribir un texto con frases más o menos cortas, una debajo de la otra, para que dicha creación pueda ser considerada poesía y mucho menos “verso libre”
El verso libre es la forma de expresión poética que se caracteriza por su alejamiento intencionado de las pautas de rima y metro que predominaron en la poesía europea hasta finales del siglo XIX, la musicalidad se busca ya no en el rigor de la métrica si no en el ritmo interno del poema y en el propio uso de la palabra.
Según el profesor Francisco López Estrada, en su libro Métrica española del siglo XX, (Madrid, Gredos, 1969), defiende la razón de ser del verso libre y de su adopción como instrumento de una poesía que, como las demás artes modernas, se esfuerza en la expresión de lo más espontáneo y hondo de la emoción estética, con entera independencia de toda disciplina formal.
Recordemos que es un versículo:
Se llama versículo al verso de extensión desmedida, sin número fijo de sílabas ni rima. Esa es la definición más aceptada, yo introduzco otra, que encuentro más aclaratoria, es el verso superior a 14 sílabas.
Gustave Kahn (1859-1936), entre otros, define el verso libre y lo describe, apuntando su “normativa” en la Revista Independiente de 1888 (Revue Indépendante) y en el Prefacio de Palacios Nómades de 1887. Lo que Kahn postula en su poética es abolir la numeración silábica del verso pero conservando un elemento esencial a la poesía que es el ritmo.
“expone la concepción nueva del verso y de la estrofa libres, agregados de unidades rítmicas, emparentadas con alteraciones y asonancias, marcadas con un fuerte acento de impulso, expresión de la música interior del poeta”.
“asistimos ahora a un espectáculo verdaderamente extraordinario, único, en la historia de la poesía: cada poeta puede esconderse en su retiro para tocar con su propia flauta las tonadillas que le gustan; por primera vez, desde siempre, los poetas no cantan atados al atril. Hasta ahora –estará usted de acuerdo- era preciso el acompañamiento de los grandes órganos de la métrica oficial. ¡Pues bien! Los hemos tocado en demasía, y nos hemos cansado de ellos”
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