INVITACIÓN
Ediciones Dédalo tiene el gusto de
invitarle a la presentación en Barcelona del libro de poemas Carmen
carminis. Poemas para ellas, de Ricardo
Fernández Moyano.
Será
el 25 de mayo a las 19 h. en la Llibrería Documenta, Pau Claris,
144, baixos Barcelona.
Presenta:
Sonia Serrabao.
Contaremos con la presencia de la editora de Ediciones
Dédalo Violant Muñoz Genovés.
Lectura
de poemas: Azahara Raimundo, Luisa López Gómez, Isabel Abad y Anna
Benítez del Canto.
Actuación
musical de la
cantautora y poeta cubana Mane Ferret.
Un
canto en el jardín de los dioses a la sombra del emparrado
El
mérito mayúsculo y primero de Carmen carminis es
haber sabido situarse en los diversos perfiles de la mujer que
recorre las páginas de este libro de merecido homenaje a su statu.
Y sí, hoy todavía puede hablarse del statu de
la mujer en cuanto todavía no se ha alcanzado ese nivel óptimo de
igualdad social, emocional e instrumental que haría ociosa su
mención.
Ricardo
Fernández Moyano ha sabido captar con hondura y sensibilidad
la «otra» sensibilidad, ésa que aún anida en la
concepción errónea de la diferencia. Pero si esto es así es porque
la inercia conceptual soporta un lastre que quizá libros como éste
contribuyan a aliviar. Muchas condiciones expresas de los distintos
grados del ser y del estar mujer son abordados por Fernández
Moyano también en diversas maneras rítmicas, desde la cadencia
asonantada hasta la musicalidad de la rima interna, pero sin olvidar
que esos ritmos han de adaptarse al proverbial verselibrisme por
el que transita mayoritariamente la poesía actual. Tampoco
desecha Ricardo dos o tres concesiones al simbolismo, a unas gotas de
abstracción que acaso se toma para no vaciarse en la sencillez viva
del lenguaje empleado en esta entrega. No es preciso recordar
que la obra poética de Fernández Moyano ha viajado
siempre de la mano de la honda emoción y de la delicada penetración
en esa prefiguración que se ha venido a llamar «el alma humana».
Pues bien, vuelve aquí el poeta de Albacete a profundizar en ella, a
acoplarse perfectamente a la intuición espiritual que transe la
inmediatez de lo tangible para colarse por las rendijas de la
ternura, de la pasión, de la piedad, del dolor, de la soledad…en
sus manifestaciones intangibles, en sus presencias evanescentes que
sólo la emoción poética es capaz de aprehender. La encarnación de
todos esto elementos aparece perfectamente perfilada en esa mujer que
ahora es ya figura tipológica, fisonomía plural y a la vez única
que atañe a su multiforme presencia a lo largo de
los poemas.
Ricardo opta a veces
por alejarse formalmente de «ella» para que la objetividad de una
denuncia no tropiece con ningún obstáculo subjetivo y pueda
decirnos en voz alta lo que pasa; otras, el trazo grueso del «estar»
que no deja ser a la mujer se convierte casi en grito; y otras, por
fin, cuando la mira de frente y ve su mirada, o el azogue
de unos ojos como espejos, entonces Ricardo sólo susurra atrapado
por la belleza, sorprendido por la hermosura, y claudica. En lo más
íntimo ha de encontrar luego el silencio de una sola palabra
descriptiva, de una sola idea definitoria que nos lanza como un reto
invitándonos a emularlo.
Carmen carminis,
enunciado axiomático de la tercera declinación de este sustantivo,
nos llena de emoción nueva, pero nos llama la atención
sobre la necesidad no de recordar, sino de no olvidar que la poesía
es también (y casi siempre) un modo de expresión estética
atenta a la empatía; es la manera en que la poesía puede alcanzar
el grado de «ser humano» que con harta gratuidad empleamos en el
contexto social sin reparar nunca en que ese sintagma esta
abarrotado de sentido: sólo es necesario reflexionar brevemente para
que su significado pleno se revele.
Este
libro es, pues, un ejemplo de ese valor incuestionable que Ricardo
Fernández Moyano ha tenido la amabilidad y la generosidad de
entregarnos a todos los lectores, pero, sobre todo, a nosotras, las
mujeres. Es, en efecto, un libro que nos expresa y nos expone, ya que
despliega el amplísimo abanico de lo femenino observado por una
intuición y una sutileza poco frecuentes. Pero, por favor,
entiéndase exento de todo prejuicio que de manera inclemente
sería destacado por quienes todavía andan perdidos en el
laberinto del género sin encontrar la salida al sexo. Carmen
(Karmel)
es palabra hebrea en su origen y significa «jardín de los dioses»;
el Karmen árabe
(sin duda procedente de la misma raíz semita) significa «parra».
Dejadme enredar un poco y tomar unas uvas en ese jardín
acompañado del canto y la dicción de unos poemas.
Inés
Ramón
Alcañiz,
marzo 2016.
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