DIRTY GENERATION. EL LIBRO HIENA
Dirty Generation es un libro-hiena.
Un libro de mueca sarcástica que desgarra con sus dientes en forma de
poesía el cadáver ya pútrido de la inocencia. Situado en la geografía
inhóspita del yo, su condición anómala arroja un nosotros, como lo haría
un espejo frente a otro. En su múltiple reflejo vemos que los niños han
despertado y que ahora se comen la placenta de sus sueños, muerden “en
un intento de existir” y asumen “la deformidad de su aliento”. Se
sienten sucios. Estampan su tedio contra los acantilados y recorren
arcoíris hechos de píxeles. Los niños han dejado de ser niños, pero se
les “ha olvidado crecer”.
Algunas de las ilustraciones del libro |
Híbrido entre la poesía de la joven poeta y música Almudena Vega
(Málaga, 1986) y las ilustraciones de Miguel Ángel Emérico (Las Palmas
de Gran Canaria, 1986), el libro destripa esa basta porción de intimismo
en el que se cimenta para regar de aullidos a toda una generación,
la “generación píxel”, nacida entre los 80 y los 90, que ellos dicen,
“está sucia de las generaciones precedentes” y “manchada del mundo como
un atlas”.
Almudena Vega en Dirty Generation
emula la poesía decadente de Houellebecq, encontrando en su descarnado
pesimismo un asidero. Y como si participaran del Baile de los ahorcados,
de Rimbaud, sus versos danzan con lo sórdido, con el espectral fantasma
del mal, provocando sensaciones intensas de angustia. Como una hiena,
nos hace despojarnos de simpatías y nos enfrenta con la irónica mueca de
lo grotesco. Almudena, dice, se encierra en su estómago para escribir.
Desde allí recorre las grietas que se abren hacia el mundo con una
mirada corrosiva, plantando cruces al vital intento de “traducir la
carne” y ofreciéndonos a cambio el espectáculo de su sombra reflejada en
el espejo. Su vientre, dice, es “una ventana rota”. Desde allí vemos
atardeceres de latas de conserva, noches de absenta y cacería de
caracoles entre los vasos vacíos de un Starbucks. Todos son caminos que
ella elije para situarnos en el recorrido hacia su propio nombre
y el nombre de toda una generación. Una búsqueda que va desde el jardín
de la infancia, que “se deshace de tiza en el suelo”, hasta el vacío
rutilante que planta el “suicidio frágil” de su realidad, una realidad
hecha pozo, donde “lo que ocurre sigue sin ocurrir,/nada es todavía y
aún…aún es sobredosis”.
Apoyándose en las palabras y cercándolas con trazos pesados y gruesos, las ilustraciones de Miguel Ángel Emérico traducen esa sensación de antropofagia, de funesto aniquilarse
que pende de la poesía de Almudena, y se entrega, a veces dócil, otras
renuente, a ese viejo romance que existe entre la poesía y la imagen. En
sus dibujos podemos recorrer, como en un camino oscuro, con inquietud y
desasosiego, la condensación de las emociones que la poesía nos
trasmite.
La edición, llevada a cabo por Alea
Blanca, ha convertido al libro en una metáfora de sí mismo. Víctima de
las circunstancias editoriales y de la falta de respeto, a última hora
la editorial decidió comerse los colores de las ilustraciones y ofreció a
sus autores sólo una grapa a la que sujetarlo. Pero ésto no ha mermado,
sino reafirmado el ímpetu hiénido del libro, oscuro y lacónico, potenciando la denuncia contra esa realidad “que convierte la imaginación en un producto”.
Además de este, su último libro, Almudena Vega ha publicado el libro Corvus corax, premio Alea Blanca Poesía, Granada 2007, el cuaderno Entre las estrellas y el asfalto, Sobrepoesía,
Ateneo de Málaga 2007, y colaborado en las antologías Sangrantes (2012)
de Luna Miguel y Cuaderno de vuelo (2012) por Dara Scully. Miguel Ángel
Emerico, Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada,
actualmente vive en Madrid aunque su trabajo está presente en muchas
ciudades.Especializado en el campo de la caligrafía, murales, proyectos
específicos de arte público, instalaciones y videomapping. Su trabajo se
desarrolla en una amplia gama de disciplinas que investigan el origen
de la presencia y la memoria humana a través de la escritura, el gesto
de la palabra escrita y la exploración de los nuevos medios.
De él mismo dice que siempre ha disfrutado manchándose las manos y lo seguirá haciendo. – Ana March
De él mismo dice que siempre ha disfrutado manchándose las manos y lo seguirá haciendo. – Ana March
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