QUIRÓFANO EN EL BOSQUE
Autor: Cesc Fortuny i Fabré
Género: Narrativa
Reseña: Cesc Fortuny i Fabré – “Quirófano en el Bosque”, por David Area (en su blog Pequeñobjeto)
Distopía familiar, parcialmente post apocalíptica, de un eterno heredero bajo los efectos de las benzodiazepinas y otras sustancias. Este podría ser el resumen del relato que hoy me decido a comentar. La mayor objeción para hacerlo no es otra que la injusticia que tal hecho supondría, juzgando de un modo tan simplista un texto entretejido hasta la extenuación.
En el prólogo de Marian Raméntol, se habla de un meta-cuento y de la infinidad de influencias implícitas y explícitas que contiene el relato. Sobre lo segundo no tengo capacidad para opinar. Soy absolutamente lego en la literatura narrativa y más aun en aquella de tendencia ficcional. Sobre la primera definición no acabo de tenerlo claro. Mas que ante un meta-cuento, creo que nos encontramos con un mega-relato compuesto de distintos micro-relatos, aforismos y poemas. Tal es así, que les invito a disfrutar aislando alguno de estos fragmentos tanto como hilándolos dentro de la historia al completo. Lean, lean un par de ejemplos de lo que estoy contando:
“Papá estaba totalmente convencido, de que mi madre no le amaba. En realidad le traía sin cuidado, pero lo creía con firmeza. Y tenía razón, no le amaba. Una noche me lo dijo un ángel que hablaba desde dentro del desagüe. Su voz era un chirrido que se esparcía por el aire tóxico de la cocina.”
—¿Toda la familia tiene que tocarme los huevos? Vete a la mierda.
Se dio la vuelta y se marchó con los que tomaban té.”
El lápiz de Cesc Fortuny -por algún tipo de mecanismo inconsciente, me lo imagino escribiendo a lápiz- traza palabras a borbotones, atropelladas. La capacidad retórica plagada de metáforas y otras licencias es interminable. Se nota aquí el oficio de poeta al que tanto nos tiene acostumbrados. Esta destreza se acompañada de un sesgo surrealista que compone aquellos segmentos más complejos donde el lector goza de una total libertad para desencriptar un lenguaje onírico tan sugerente como desconcertante y darle su lugar dentro de la trama (creo que acabo de aclararme con la etiqueta “meta-“). Ciertas escenas son descritas de tal modo que es imposible no elaborar una composición fotográfica a partir de ellas y sentir el desasosiego que provoca su simbolismo supra-racional:
“Su mirada ya no atendía al exterior. Aunque hubiera querido, solo se apreciaban cientos de insectos pegados al cristal, moviéndose con insistencia dura, frotándose.”
“Papá estaba totalmente convencido, de que mi madre no le amaba. En realidad le traía sin cuidado, pero lo creía con firmeza. Y tenía razón, no le amaba. Una noche me lo dijo un ángel que hablaba desde dentro del desagüe. Su voz era un chirrido que se esparcía por el aire tóxico de la cocina.”
—¿Toda la familia tiene que tocarme los huevos? Vete a la mierda.
Se dio la vuelta y se marchó con los que tomaban té.”
El lápiz de Cesc Fortuny -por algún tipo de mecanismo inconsciente, me lo imagino escribiendo a lápiz- traza palabras a borbotones, atropelladas. La capacidad retórica plagada de metáforas y otras licencias es interminable. Se nota aquí el oficio de poeta al que tanto nos tiene acostumbrados. Esta destreza se acompañada de un sesgo surrealista que compone aquellos segmentos más complejos donde el lector goza de una total libertad para desencriptar un lenguaje onírico tan sugerente como desconcertante y darle su lugar dentro de la trama (creo que acabo de aclararme con la etiqueta “meta-“). Ciertas escenas son descritas de tal modo que es imposible no elaborar una composición fotográfica a partir de ellas y sentir el desasosiego que provoca su simbolismo supra-racional:
“Su mirada ya no atendía al exterior. Aunque hubiera querido, solo se apreciaban cientos de insectos pegados al cristal, moviéndose con insistencia dura, frotándose.”
La sordidez de los escenarios sólo es superada por lo grotesco y lo despreciable del comportamiento de los personajes, geneticamente desvalidos y quimicamente sobre-expuestos. Las relaciones entre ellos son de carácter primitivo, lejano a cualquier vestigio de razón más allá de la capacidad de utilizar el habla para comunicarse. De nada les sirve. El secreto de familia elaborado teóricamente por Lacan, queda patente aquí y como no podía ser de otro modo, la familia desaparece -¡y de que forma!- al ser desvelado.
Aunque no es el núcleo central de la historia, ni creo que fuese la intención de Cesc, no sería descabellado hacer de este libro una lectura obligada para todo aquel aficionado a la cultura Rave, aunque fuese de resfilón. Y con esto dejo que saquen sus propias conclusiones con respecto al título y si gustan del género musical, pueden hasta elaborar su banda sonora. Yo ya lo he hecho.
Lo único que me queda por hacer es recomendarles encarecidamente que se descarguen esta colección de delirios -tremens en algunos casos- que a buen seguro les mantendrá entretenidos un par de tardes. Y más que probable, sólo una.
P.D.: Como he dicho antes, hay una importante colección de interesantes aforismos y no he podido evitar recopilar algunos de ellos y colocarlos aquí, como hacen esas páginas de proverbios. Dudo que Google me suba en su ranking por esto, pero eso no importa.
“Recordé el deseo del huevo por ser araña, del cáncer por ser cadáver, del feto por ser aborto, o del cincel por ser lápida.”
“Entre individualidades que se buscan unas a las otras, la moral se vuelve estrategia de agrupación.”
"La gente prefiere creer que en el centro del sol vive un gnomo, antes que aceptar que un cuerpo lanzado desde la tierra a veinticuatro kilómetros por segundo, tarda diez años en llegar a Plutón.”
“El hombre debe confesarse, y empezar a contarse esas historias que conculcan todas las leyes del universo. Aunque solo sea para poder llegar al final del día.”
“El miedo es una fábrica de pensar, la mente única. El pozo de todos los pensamientos.”
“Observar el ego con los dos hemisferios, un dios no necesita hablar.”
“Si lo extraordinario de la virtud reside en el premio de los dioses, los humanos somos saludables y cándidas heces.”
“Ni siquiera cuando le revientan la cabeza a tu hermano con una barra de hierro mientras estás escondido tras los matorrales, ni siquiera entonces caes en la cuenta de que lo único que te preocupa es que esa cabeza aplastada no sea la tuya.”
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