El pasado 3 de junio se representó en el Centre Cultural La Bóbila de l’Hospitalet de LLobregat, Barcelona, la muestra del III Taller de creación escénica conducido por David Espinosa de la Asociación Bipol•art. El proyecto se desarrolló a partir de la idea de lo que significa “la felicidad” y sus tópicos llevados al movimiento, pero sin la búsqueda de un resultado claro en cuanto a una representación ordenada y clásica. Es decir, la estructura de lo mostrado tenía que ver con el sostén del grupo de improvisaciones a partir del trabajo físico que se abordó previamente y que surgió de los conceptos clásicos que se tienen sobre la felicidad en sus extremos.
Por ejemplo, y para conocer un poco más sobre técnica corporal, en la hora 14 de las sesiones David Espinosa explica lo que llegamos a probar:
“La idea de muelle en el plie y el salto, viendo como sujetar la proyección con la vertical para liberar el peso... probamos a desplazarnos y a introducir saltos, que podían ser suspensiones o pequeños rebotes... esto lo llevamos a la máxima intensidad, como si de un subidón se tratara... luego combinamos esto con la pauta de buscar el máximo placer en el movimiento, y con la posibilidad de relacionarnos con los otros…”
Por ejemplo, y para conocer un poco más sobre técnica corporal, en la hora 14 de las sesiones David Espinosa explica lo que llegamos a probar:
“La idea de muelle en el plie y el salto, viendo como sujetar la proyección con la vertical para liberar el peso... probamos a desplazarnos y a introducir saltos, que podían ser suspensiones o pequeños rebotes... esto lo llevamos a la máxima intensidad, como si de un subidón se tratara... luego combinamos esto con la pauta de buscar el máximo placer en el movimiento, y con la posibilidad de relacionarnos con los otros…”
Y parece que ocurrió que:
“... la sensación fue de que habíamos llegado a crear un caldo común y que había mucho entendimiento dentro de una atmósfera de improvisación definida...”
La improvisación en el movimiento, genera una tensión grupal y un trabajo muy concreto, basado más en la realidad de lo que está sucediendo en ese momento, y, por lo tanto, mucho más interesante y enriquecedor tanto para los participantes, como para el público que gusta de intentar comprender lo incomprensible.
Ahora después de la experiencia y las ganas, está prevista la creación de proyectos individuales o de pequeño grupo, para desarrollar aún más el concepto de la felicidad, llevado al movimiento, a la imagen, textos o cualquier forma de expresión escénica que haga evolucionar el potencial de cada uno en una estructura grupal.
Si todo va bien, para el otoño puede que estemos nuevamente mostrando otra de las caras de la felicidad.
“... la sensación fue de que habíamos llegado a crear un caldo común y que había mucho entendimiento dentro de una atmósfera de improvisación definida...”
La improvisación en el movimiento, genera una tensión grupal y un trabajo muy concreto, basado más en la realidad de lo que está sucediendo en ese momento, y, por lo tanto, mucho más interesante y enriquecedor tanto para los participantes, como para el público que gusta de intentar comprender lo incomprensible.
Ahora después de la experiencia y las ganas, está prevista la creación de proyectos individuales o de pequeño grupo, para desarrollar aún más el concepto de la felicidad, llevado al movimiento, a la imagen, textos o cualquier forma de expresión escénica que haga evolucionar el potencial de cada uno en una estructura grupal.
Si todo va bien, para el otoño puede que estemos nuevamente mostrando otra de las caras de la felicidad.
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Información facilitada por Beatriz Pérez Sánchez
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