Las fronteras que separan la razón y la locura, la realidad y el deseo, el amor y la nostalgia son tan difusas que a menudo transitamos por ellas sin ser conscientes de cual de los dos mundos habitamos. El cielo y la nada, construido a través de la imagen y la metáfora como piedra angular del poema, explora ambos lados del espejo en un libro que dialoga con la tradición y la vanguardia.“El cielo y la nada nos hace movernos de nuestra aparente comodidad para abrirnos a otros mundos expresivos.”Ángel Luis Prieto de Paula
MUESTRA POÉTICA
Looking
up at the stars, I know quite well
That,
for all they care, I can go to hell
W.
H. Auden
Me
he descubierto tantas veces siendo yo el que más ama,
atravesado
de alfileres sobre un corcho olvidado
junto
a fotografías tomadas en ciudades remotas,
vértebras
del esqueleto del mundo
donde
amanecíamos radiantes
o
durmiendo al raso bajo una rodaja de luz,
que
ya puedo calibrar mi dolor
con
la precisión de un alquimista.
Sé
de lo que hablo: desprender la horquilla
y
provocar tormentas eléctricas,
caminar
en paralelo por la vía del tren
y
patear los dos la misma lata,
desplazando
la vida siempre hacia delante,
prestar
mi camiseta para que duerma
con
el logo de Nirvana arqueado sobre el pecho
y
sangrarnos las encías sobre la pulpa de una manzana.
Hacer
un fundido en negro en mi vida
y
aparecer sonriente unos meses más tarde,
saludarla
al descuido: hola, cómo te va,
y
decir te equivocaste, sí te equivocaste,
aunque
sepas que es mentira
y
seas tú quien duerme hecho un ovillo,
mientras
volteas de nuevo las fotografías
y
acumulas recuerdos en un cajón apartado.
(Nirvana)
Consumido un tercio de mi vida,
el
hígado mediado en su declive
y
los pulmones encharcados,
una
gota de aceite simula un arco iris,
no
hallo nada que justifique tanto esfuerzo,
este
devanar de sesos por unas pocas metáforas,
ni
una figura sosteniendo una taza de café
ni
un perro tendido frente a la hoguera.
Sólo
una espiral, círculos concéntricos
alejados
de un punto en el que fuimos,
arrogantes
como una hermosa tormenta de verano,
jóvenes,
anarkos y bellos,
aspas
al viento en un cruce de caminos
esparciendo
sobre el orbe infinitos fractales,
ruedas
dentadas de un engranaje perfecto,
para
sembrar los brotes de un mundo nuevo.
Nada
permanece, la ciudad es oscura,
el
firme estéril y no arraiga la simiente,
mis
versos germinan entre la maleza,
pero
quién se nutre de un fruto amargo.
Cae
el día, una pulpa morada disipa las brumas
y
propala tras las ventanas la comedia de la vida,
escenas
bárbaras de un libreto perdido,
sólo
soy un hombre que piensa en imágenes.
(La
Edad de Oro)
Resumen de la nota de prensa oficial de los Premios Tiflos:
De entre los 365 originales de poesía presentados a concurso, el jurado, compuesto por Luis Alberto de Cuenca, Ángel García López, Ángel Luis Prieto de Paula y María Ángeles Pérez López, ha destacado la “altísima calidad entre los participantes” y ha escogido, por mayoría, a El cielo y la nada, del que ha señalado que “es un muy buen libro y de mucho peso en el mundo de la poesía” y que “nos hace movernos de nuestra aparente comodidad para abrirnos a otros mundos expresivos”
.
https://www.once.es/noticias/miguel-angel-carcelen-antonio-quero-y-josue-sanchez-ganadores-de-los-premios-tiflos-de-literatura-de-la-once-2018
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